inb4 tl;drTodo esto es muy sencillo, y no es un problema de ahora. Surgió cuando el concepto de mercado inundó la esfera económica/comercial y se llama "explotar un producto hasta que sólo queden sus vísceras".
Pasa con todo por lo que se pueda pagar, y el anime (/manga/videojuegos) no es una excepción. Es lógico y muy sano que cualquier industria se mueva por los principios de la oferta y la demanda. Si la gente quiere (aunque no lo pida) sexo, drogas y rock n' roll, pues se le dará con tal de alcanzar el fin último de una empresa: Ganar dinero.
Y por ello es igual de normal que nos parezca que la industria del anime se va al garete. Tendemos a analizarla desde una perspectiva global, ya que como somos frikosos (u otakus, whatever) nos interesamos por cualquier producto de ese mercado. ¿Conclusión? Nos da la impresión de que la mayoría de series sobran por ser de dudosa calidad artística/narrativa.
Ante ello me surgen dos preguntas:
a) ¿Este “fenómeno” ha aparecido ahora porque sí?
b) Y realmente, ¿qué tiene de malo?
Por un lado, creo que sería injusto decir que ahora es cuando la basura está saliendo a flote. Animes malos siempre ha habido y siempre los habrá. Mirad qué series se emitieron durante el 90, por ejemplo. Algunas las consideraréis imprescindibles y otras, si es que os suenan siquiera, no serán ni dignas de mención.
Lo que ocurre es que hay ciertos aspectos que sí son ciertos.
En los comienzos de toda industria siempre existe cierto toque de artesanía. Mientras que en contraste, con el tiempo, todo se masifica. Ergo, antes era más fácil innovar y destacar (así como mimar estas producciones, pero ésa es otra cuestión). ¿Por qué será que en los últimos años hay tan pocos animes originales? Es decir, que no sean adaptaciones de mangas, novelas ligeras o videojuegos. ¿Coincidencia? Yo creo que no… Además, esa masificación obliga que los productos cada vez estén más enfocados al gran público, por lo que dejan de ser tan concretos (ejemplo obvio, comparad el cine chanbara de los 50-60 con el más reciente).
Y por otro lado, hay etapas en las que sencillamente coinciden auténticas obras maestras, y ello no sólo consigue que se marquen esos años como momentos clave del género, sino que se potencien aún más los productos de calidad (no es casualidad que la inmensa mayoría de los grandes clásicos del western se estrenaran en los 50, por citar un ejemplo concreto).
Pero sobre todo, el espíritu oldfag es demasiado poderoso. Ese sentimiento de “cualquier tiempo pasado fue mejor” (por desgracia) siempre está presente, y en aficiones tan cerradas pues todavía más. Este fenómeno se potencia además por esa tendencia de acercarnos al pasado con excusas y ojos nostálgicos. Solemos ser menos exigentes con lo antiguo que con lo contemporáneo.
Y vale, aunque fuese verdad eso de que la burbuja del anime ha explotado. ¿Qué pasa? Incluso obviando las características mercantiles de la industria del anime, y pretendiendo así que toda serie que viera la luz tuviera la obligación de parecerme “buena” o de enmarcarse en el público objetivo al que pertenezco. ¿Tan mal estamos?
Yo no sé vosotros, pero sigo (más o menos) cada nueva temporada de anime, y siempre hay series que me parecen buenas o, como mínimo, que consiguen entretenerme y captar mi interés semana a semana. En porcentaje serán el 5% (10/12 series al año), pues sí, pero para mí es más que suficiente para mantener mi pasión por este mundillo (aparte, todo se complementa siempre con otras aficiones: Manga, videojuegos, cine, literatura, etc).
Resumiendo, no creo que haya decadencia ninguna. Simplemente que ahora hay que saber buscar y tener la realidad presente, mientras que lo antiguo ya ha pasado por el embudo de los años y sólo nos llega lo mejor.
Además, sigue habiendo gente que se mueve por motivos artísticos y no económicos a la hora de producir un anime. Al igual que hay directores de cine que no son simples marionetas de sus productores o financiadores.
Y ya entrando en el tema de la originalidad, por deformación profesional estoy convencida de que la creatividad humana no conoce límites. Más que nada porque son tantos los factores que influyen en la creación, y tantas las posibilidades, que siempre se podrá hacer algo nuevo.
Spoiler
Todo este tocho lo he soltado teniendo en mente el anime, pero creo que podría aplicarse (salvando las distancias) a cualquier otra cosa.